Virgos Flor Carmeli

Virgen Flor del Carmelo
VIRGO FLOS CARMELI

Los habitantes del Carmelo, vieron en la belleza física de aquel Monte una imágen de la hermosura de la Inmaculada Vírgen María, figura perfecta de la Iglesia. Por eso dijéron: ¡Cuán bella y agraciada eres, oh amabilísima y deliciosísima Princesa, elevada y majestusa es tu cabeza, como el Carmelo!. (Ct 7,6). Nuestro Carmelo Eremítico al volver para el Desierto, asume con toda la plenitud el carisma contemplativo de María, que meditaba en su corazón todos los mistérios de su Hijo, en el silencio y la escucha de DIOS, como la esposa figurada en Israel. (Os 2,14).

Somos introducidos en la tierra del Carmelo, para comer sus frutos y lo mejor de ella. Como Nueva Eva, la Inmaculada Vírgen María junto a el árbol de la Cruz, nos ofrece el fruto bendito del Paraíso que es el Corazón Eucarístico  de su Hijo y nos prepara un lugar, lejos del mundo y de las ilusiónes pasajeras, donde nuestros ojos estén fijos en Jesús y nuestro espíritu se pueda elevar a las cosas eternas y hacer todo lo que ÉL diga. La Vírgen María nos introduce en éste huerto de delícias en comunión de vida con la Santísima Trinidad, disponiéndonos a ser participantes de la naturaleza divina. Somos por lo tanto, consagradas enteramente a la Bienaventurada Vírgen María y tratamos en todo guardar un amor filial a Ella; así, revestidas de su Sagrado hábito, usando su escapulário como señal de su alianza con nosotras, somos formadas a través de Ella por el Espíritu Santo en imágen de Cristo nuestro Esposo.


Como es costumbre decir: “El Carmelo es todo de María”; Ella es verdaderamente vida, dulzura y esperánza nuestra, Ella es nuestra Hermana, nuestra amada, la única Inmaculada, el amor de nuestros corazónes, nuestra Reina y nuestra Madre. Nuestra Señora nos comunica su carisma, somos impelidos por el amor a imitar su vida orante, humilde, escondida y dar seguimiento en su misión de conducir las almas a su Hijo Jesús.