CARMELO EREMÍTICO TRADICIONAL


Hermanos y hermanas de la Bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo (Ecarm).





PRESENTACIÓN



Los hermanos y hermanas eremítas de la Bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo, son religiosos que buscan rescatar el carisma carmelitano eremítico. Su fundación en Atibaia (São Paulo, Brasil) comenzó a partir del 2002, basandose en los Santos Desiertos Carmelitanos. Ellos observan la Regla Primitiva de santo Alberto de Jerusalém y celebran la litúrgia tradicional; en una vida simple, pobre y austera, buscan dedicarsen a la oración y a la contemplación en las montañas, en armonía con la naturaleza. Están al servicio de la Santa Iglesia, en comunión con el obispo local y el Papa; su espiritualidad se basa en la vasta tradición mística del Carmelo.  “SÒLO DIOS BASTA!”.



“ ¡El Carmelo de vuelta al Desierto!” Éste es el grito de el venerable carmelita del siglo XIII, Nicolau Francés que al escribir  “Ignea Sagitta” convocaba a los religiosos de su Orden a dejar las ciudades y volver a el estílo de vida eremítico. En nuestros dias, éste deseo de vivir el carisma carmelitano primitivo, con la liturgia Tradicional Carmelitana, en plena comunión con la Santa Iglesia Católica Apostólica y Romana; suscitó nuestra fundación.



Los Monjes y Monjas contemplativos de clausura, hijos e hijas de Virgen y Reina del Carmelo y de el Grande Profeta Elias, como él solitarios, viven en la soledad de las montañas de Atibaia-SP (São Paulo). Nos disponemos a revelar un poco el velo del misterio que envuelve una vida así, tan escondida, para responder a el deseo de tantas almas que anhelan esa soledad y silencio del Carmelo Primitivo, como era el intento de la misma Santa Teresa, reformadora del Carmelo y de tantos que atraves de los siglos luchan para no dejar morir el espíritu y la vida de los Primeros Carmelitas en ese Monte Santo.



Hay quien pregunte: ¿Por qué Tradicional?, Porque al conservar la herencia de la Litúrgia Tradicional, podemos vivir mejor la austeridad Monástica Carmelitana; en éste sentido, nos incentivó su Santidad el Papa Benedicto XVI, con el MOTU PROPRIO SUMMORUM PONTIFICUM.



El Carisma Carmelitano debe ser comprendido y respetado como don de DIOS y por esta misma razón debe ser vivido con una fidelidad a toda prueba por quien es llamado, para que así podamos obtener los frutos prometidos a Nuestro Padre Santo Elias y beber del “torrente de Carit” ( I R. 17) que es el Espíritu Santo.



Nuestra pequeña comunidad no posee un nuevo carisma, busca rescatar el carisma original de los primeros Carmelitas, que expuesto a las interperies  del tiempo y la moda, busca en los origenes del Carmelo, beber de la fuente del Profeta Elias y ser profeta como él, en nuestras vidas.



Cierta vez en la gruta de Vedrá, el Carmelita Descalso, Beato Francisco Palau, escuchó esta voz:

“Sobre tres cláusulas voy a fijar tu misión:”



1° La revelación de mis glorias a el mundo.

2° La restauración  de la Orden del Grande Profeta Elias.

3° La misión de este Grande Profeta en la Tierra.



Fué de ésta experiencia mística que nació a mediados del siglo XIX. Nuestro Carmelo Eremítico; este grande ideal: “Restaurar la Orden del Grande Profeta Elias !”, de hecho, al principio de la Ordem, todos los carmelitas eran “eremítas”, es decir, “habitantes de la soledad”.


LA MÍSTICA DE LA SANTA CELDA O EREMITA.
 
La celda individual es fundamental para vivir en silencio y en recogimiento, con el estílo de vida eremítico de la Regla Primitíva; como un templo Sagrado de intimidad con Dios, debe ser respetada la privacidad de cada Religioso en su celda. La soledad de la celda no puede ser una forma de egoísmo, buscando sólo el propio bien espiritual, pues el Monje se torna como un puente entre Dios y el mundo o como un canal por el cual fluyen las aguas de la salvación, a solas en su celda pidiendo perdón pos sus pecados y por todas las necesidades de la Santa Iglesia y de la Humanidad.

 

“El solitario desde su peñazco rinde a la divinidad de la Religión sin ruido de palabras, un público testimónio no menos brillante que los predicadores del evangelio” (Vida Solitária Be. Palau).

 

El verdadero Carmelita ansía por el momento de soledad en su celda simple y pobre; la pobreza, austeridad, simplicidad y limpieza son características del aspecto externo de la misma, una celda debe ser rustica en su pobreza y simplicidad, debe tener una mesa, una silla  y la Sagrada Escritura que nuestros primeros Padres leían de rodillas, con papel y lápiz; el lecho sea rudo con dos cobijas y una almohada si es necesario; una Cruz de madera sin Cristo debe estar clavada en la pared en un lugar bien destacado y una imágen de Nuestra Señora. La Cruz sin Cristo, es para recordar lo que ella es para nosotros, pues los que aman apasionádamente  a Jesucristo desean ser crucificados con ÉL a fin de llegar a la alegría de la Resurección.